Las tiernas palomas causan infecciones y caros desastres
( Publicado en "Avances del Conocimiento",
Lilian Duery, 1996, Editorial Antártica )


Para unos estas aves son mensajeras de la paz y parte ornamental de las ciudades y naturaleza, en tanto que para otros son una peste, porque contagian enfermedades, tapan los canales de los techos y destruyen los edificios.

Los expertos recomiendan no tomar contacto con las palomas, sobre todo con aquellas que parecen enfermas.

Son portadoras de bacterias, virus, hongos y nematodos. Pueden transmitir la tuberculosis.

Para unos las palomas son signos de paz y constituyen un hermoso adorno en las plazas y jardines, en cambio para otros son "ratones con plumas" y son tanto más dañinas que estos mamíferos roedores. Así lo pudo comprobar Bolivia respecto a su importación de trigo y cuya carga fue contaminada por estas aves en un puerto chileno a la espera de llegar a su destino.

Para armonizar estos dos puntos de vista y reunir más antecedentes, hace algunos años se celebró una reunión en Londres, ciudad en que abundan las palomas. El encuentro, que fue organizado por la Unión de Ornitólogos de Inglaterra, reunió a expertos en control de pestes, gente preocupada por la salud ambiental y científicos de una amplia gama. La idea era contestar con información en mano hasta dónde estas aves son causa de males: ¿Es cierto o no que las palomas transmiten enfermedades? ¿Cuál es el grado de daño que producen en los edificios? ¿Cuál es el costo de accidentes del tránsito por conductores que tratan de hacerles el quite? ¿Cuáles son los costos de los accidentes de aviación acaecidos en los aeropuertos al despegar el avión porque estas aves entran en las turbinas?, etc.


Un poco de historia

Si son o no portadoras de desastres habrá que discutirlo. Pero lo cierto es que las palomas han cohabitado con el hombre por mucho tiempo, que hoy están presentes prácticamente en todas las ciudades del mundo y que se conocen más dé 290 especies diferentes.

Hay antecedentes que señalan que ya en la época neolítica eran muy apetecidas y eran cazadas para consumirlas como alimento. Las primeras informaciones de su cercanía al hombre datan de la Quinta Dinastía Egipcia, alrededor de 3.000 años A.C. Se narra también que el Sultán de Bagdad, en el año 1150, estableció un correo a base de palomas mensajeras. De allí en adelante pasó a ser un método corriente de comunicación, lo que se mantuvo hasta el siglo pasado.

Sin embargo, pareciera que el Océano Pacífico fue un obstáculo para que las palomas llegaran a América, ya que los primeros antecedentes de su existencia en el Nuevo Mundo están fechados en 1600. En todo caso, cualquiera que sea la historia, el hecho es que estas aves están en todas partes y que, fundamentalmente, es un animal urbano; que se le encuentra en los techos de las casas y edificios, en las calles y en las plazas.


Daños indiscutibles

El compuesto ácido de las palomas, el estiércol, produce un mal olor y destruye las pinturas y los estucos. De acuerdo a la reunión de Londres, no se entregaron datos exactos de los daños que estas aves causaban en los edificios. Sin embargo, Richard Began, del Servicio de Control de Pestes de la Ciudad de Bristol, señala que sólo el costo de limpieza y la reparación de las pinturas cuesta anualmente por edificio más de U$ 3 mil. Por ejemplo, dijo que el Hotel Royal de Londres gasta anualmente U$ 14 mil por las mismas razones. Lo lamentable es que apenas se termina de reparar o asear las construcciones, al día siguiente las palomas vuelven a reanudar el perjuicio.

La Compañía Bristol de Buses en Londres dice, por su parte, que recibe un promedio de 100 reclamos diarios de pasajeros que al descender del transporte reciben el estiércol de paloma en su ropa. Aparte de ello, a esa compañía le cuesta U$ 3 mil pintar un bus estropeado por el mismo ácido del ave.

A todo ello hay que agregar los costos de los servicios de salud en Inglaterra debido a las caídas y fracturas óseas de peatones que pisan el estiércol. Los gastos anuales aproximados por estos tipos de accidentes (alrededor de 1 millón por año) son de varios millones de dólares según se expuso en ese evento. No obstante, los principales temores no son los daños físicos, sino a la salud de las personas. Si bien es cierto que estas aves no pican, ni tampoco rasguñan, hay muchos antecedentes que indican que son una fuente de diseminación de infecciones, que transmiten parásitos y que además desencadenan reacciones alérgicas. Sus plumas producen "albeolitis alérgica", una afección pulmonar por su exposición.

Se ha comprobado que las palomas transportan una gran variedad de agentes patógenos, desde bacterias, virus, hongos y nematodos. Según estudios realizados en Londres, en el estiércol de paloma con mucha frecuencia se puede hallar salmonellas y ellas se transmiten al hombre por inhalación o ingestión. Estas bacterias son inhaladas de vapores que el estiércol despide o porque se contaminan las manos cuando en las plazas se alimentan a estas aves o las mismas se paran sobre las personas.

Otra de las enfermedades que se sabe transmiten las palomas es la tuberculosis. También se tiene referencia de ellas como portadoras de piojos que producen lesiones en la piel, como asimismo la enfermedad de Newcastle e infecciones estafilocócicas, todas patologías difíciles de tratar.

Como consecuencia, según los expertos, las personas que tienen contacto con palomas constantemente se quejan de estados febriles, dolores de cabeza, diarreas y cuadros gripales. Ellos recomiendan mantenerse lejos de estas aves, especialmente con aquellas que parecen enfermas, al tiempo de expresar que es necesario hacer más investigaciones para demostrar que no son tan inofensivas como lo aparentan con su tierno plumaje.


A la guerra con ellas

A pesar de todos estos males, parece no haber forma de deshacerse de las palomas. Según los entendidos en esta materia, la última medida es matarlas. Recomiendan colocar en las ventanas alambres, de modo que las aves al no hallar estabilidad para pararse se marchen a otra parte. También se sugiere colocar en el lugar donde se paran un gel plastificado, cuya superficie pegajosa en contacto con sus patas las hace huir. Éstas y muchas otras medidas se aconsejan, pero son todas paliativas y el problema continúa.

Intentar exterminarlas produce una fuerte reacción en los amantes de las palomas, quienes las miran corno aves simpáticas, cariñosas y agradecidas. Algunos delegados del encuentro de Londres sugirieron también que la única forma de liberarse de ellas es limitar su acceso al alimento, pero tal cosa es poco efectiva mientras existan señoras de edad y jubilados que se encargara de su sustento. Incluso en muchas plazas de ciudades hay vendedores que venden semillas a los turistas para alimentarlas.

De acuerdo a éstos y otros antecedentes, no hay solución. Tal vez lo más importante es seguir estudiando el enorme daño que generan las palomas, de manera que con mayor información se pueda crear conciencia de ello en el público y evitar así sus riesgos. Para quienes han sido más afectados por estas aves no les queda otra cosa por el momento que aprender a convivir con ellas y aceptar sus inconvenientes como se hace con el invierno, los terremotos o las tormentas; o como muchos otros seres dañinos que nos rodean y que tenemos que soportar. En todo caso, el nombre de "ratones con plumas" parece estar bien puesto.



0 Respuestas

Deje una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados.*

Buscar



Recibe los artículos en tu correo.

Le enviaremos las últimas noticias directamente en su bandeja de entrada